Trabajo Comunitario (Reservado)

Estuve un poco más tiempo en silencio mientras trataba de calmar mi respiración y latidos. Aun sonreía y me aleje un poco, sosteniendo en mis manos su suave rostro.
-Si fuiste atrevido… pero valió la pena.-Sin poder evitarlo la desconfianza me empezó a invadir ahora que me alejaba de él. Bien era conocida la fama de los poetas de ser unos Casanova, diciendo a las chicas todo aquello que quieren escuchar, haciéndolas sentir princesas para luego estar con ellas. Mi madre siempre decía que eran personas inestables ya que no controlan sus emociones. Imagine en quizás cuantas chicas mas habían pasado por esos labios, ya que para besar así debería tener una experiencia increíble. Todo este pensamiento me molesto y me aleje un poco más soltando su rostro de mis manos, casi recobrando mi postura inicial. No iba a admitir que me daban celos, pero no pude evitar el comentario que me delataría.
-Quizás ha cuantas les has faltado el respeto de esta forma, supongo que una vez más no es gran cosa.-

El vampiro observaba como la chica se había puesto a la defensiva repentinamente y pensó que quizás había sido demasiado agresivo al besarla. Si la muchacha tan solo supiera que era a la primera mujer que besaba de verdad desde que se había convertido en un hijo de la noche para siempre, pero claro eso no podía decírselo sin que Sophia corriera alejándose de él, así que tendría que ser muy inteligente.
-Oh pequeña Sophia, no estás siendo justa conmigo, yo podría decirte quizás a cuantos poetas has engatusado para que te muestren una fuente. Créeme cuando te digo que esto es nuevo para mi, no suelo besar a nadie, solo que algo en tus ojos, en tu respiración, en tu pelo desordenado me dice que eres la persona indicada en el momento indicado y no preferiría estar besando a nadie más que a ti.-
Amsterdam la miraba profundamente a los ojos de la forma más honesta que podía mientras sonreía de forma tierna hacia ella.

Aunque quise seguir enojada no pude evitar que sus dulces palabras rompieran mi coraza y me sacaran una sonrisa nerviosa por su cumplido. Evitándole la mirada, mis mejillas se ponían coloradas. Tratando de disiparlo jugaba en el agua de la fuente, haciendo figuras con los dedos. Igual seguía desconfiada pero supongo que no podía ser injusta, yo también había besado a muchos hombres, aunque pocos eran los que había besado realmente sobria. Triste era recordar que él era el segundo. Muchos rostros habían sido confusos, casi irreales. Los únicos recuerdos nítidos de alguna demostración de amor habían sido con Andrew. Y ahora, con él.
-Debo admitir que no suelo hacer esto. Así que no creas que ando por ahí seduciendo a poetas, o que me dejo seducir por ellos. Digamos que eres especial.-
Esa simple había logrado resumir toda esta extraña tarde, que había sido perfecta. Volvi a mirar a su direccion y comence a jugar con sus manos.

Nisiquiera te imaginas lo especial que soy pequeña, ni lo especial que eres tú para mi, pensaba el vampiro mientras dejaba que la muchacha jugara con sus manos. Los recuerdos que de cuando en cuando llenaban su mente provenientes de la cabeza de Sophia lo hacían pensar que quizás esta mujer era mucho más compleja que lo que él mismo había podido apreciar en un primer momento. Ambos era fugitivos.
-Digamos que tú eres aún más especial para mi.-
Amsterdam la miraba tratando de hacerla entender la gran profundidad de lo que acababa de decirle, aunque estaba completamente seguro que ella no podría hacerlo, por lo menos no por ahora.
El vampiro acercaba a Sophia y la apoyaba en su pecho.

Al sentirme atraída por su pecho me abrace a su cintura. Su piel estaba fría y su pecho era duro como la roca. Me quede quieta sin más que decir, llamando cada vez mi atención el no sentir ni su respiración si sus latidos. Pensé que al estar yo aun alterada por aquel excelente beso solo podía sentir mis signos vitales solamente. Movía mis piernas como los niños pequeños ya que estos no tocaban el suelo y alce mi mirada, para ver su rostro. Ya estaba casi de noche y los primeros focos de la calle comenzaban a iluminarse.
-¿No tienes hambre? No hemos comido nada en todo el día.-
Me había llamado la atención pues al tener hermanos hombres sabía todo lo que comían. Eran unos pequeños demonios. Al abrazarlo se había corrido la chaqueta mostrando las profundas cicatrices de las jeringas. Yo no lo note pero estaban a la vista.

Las marcas podían verse sin ninguna dificultad y no habían sido gran sorpresa para Amsterdam que ya había echado un vistazo dentro de los recuerdos de Sophia, por lo mismo decidió que no haría ningún tipo de comentarios al respecto, por ahora no.
-La verdad es que podría comer algo en un restorant francés.-
Amsterdam la miraba esperando alguna reacción de molestia por su broma, así que solo sonreía. Odiaba tener que hacer como que comía, solo lo hacía recordar que ya no era humano y que no podría degustar este tipo de placeres, además de recordarle que tenía otro tipo de hambre.
-Aunque pensándolo bien, podría comer algo más americano.-
El vampiro la miraba de forma pícara a los ojos.

-Si vas a comer a un restaurant ojala vayas al mío, así yo te atiendo y me dejas una buena propina-Le guiñe el ojo de forma picara, siguiéndole la broma. Menos mal no tenía mucha hambre, así podría aprovechar más tiempo a su lado. Aunque ya mi estomago había comenzó a pedir la comida del día. No me gustaba gastar el poco dinero que tenía comiendo, y los efectos se notaban. Ya aprecia un esqueleto y me sentía débil, pero esperaba que el trabajo pagara bien como para vivir decentemente. Lo mire asco en el rostro cuando hablo de la comida americana. A pesar de vivir en el país de la comida rápida, jamás había enganchado con esta. Al ser vegetariana, no comía hamburguesas, ni salchichas.
-Yo no soporto la comida americana. Mucha carne y frituras. Me gustaría conocer los países del Caribe o América del sur y comer toda la fruta que quiera. Aquí comprar una manzana es el regalo que me hago, ya que es carísima. Castigan a la gente vegetariana como yo.-

Vegetariana, una de las tantas dulces ironías de la vida, pensó el vampiro, la primera mujer que le interesaba era vegetariana y él era quizás uno de los depredadores más perfectos del planeta. Amsterdam comenzaba a reír pensando en la idea de una vegetariana y un vampiro recorriendo el mundo.
-Nunca había conocido a una vegetariana, muy interesante, creo que seguiré tu corriente de alimentos, me tienes que introducir a todo este mundo. Si quieres podemos ir al caribe o a sudamérica.-
No se había percatado que ya estaba anocheciendo, llevaba mucho tiempo con Sophia y a veces olvidaba los hábitos humanos así que decidió invitarle algo para comer, sino se terminaría desmayando.
-Vamos a comer al sitio que eligas y yo pago.-

A pesar de que la invitación le caía muy bien a su bolsillo, el terco orgullo pudo más. Se puso de pie en un brinco y lo miro. Tampoco quería ser insolente ya que era una invitación, por lo que acordando un término medio respondí
-Muchas gracias pero yo puedo pagarme lo mío. No estoy muy presentable para ir a un restaurant, te parece si vamos a comer a un puesto que venden tacos. Ahí puedo hacerme uno con verduras. Son ricos y no son tan caros, te parece?-
Le extendí la mano para que se pusiese de pie, pero era la escusa para tomarla ya que sabía que él podía solo. Mire en su dirección hacia atrás, que venían acercándose unos chicos con extraños atuendos. Uno llevaba una camisa sin mangas y sus brazos estaban llenos de tatuajes y dibujos. Sonreí pensando en mi idea y se la comente a Amsterdam.
-Estoy pensando en hacerme un tatuaje aquí…-
Le extendí mi otro brazo y le enseñe el lugar. Era justo donde comienza la mano pero la parte posterior, donde se ven las venas. Cuando vi que mis heridas se notaban baje la chaqueta.
-Quiero que sea una flor de loto pequeña. ¿Crees que me quedara bien?-

-Creo que te quedara muy bien, aunque nosé si te dejen trabajar en el restorant como mesera con un tatuaje tan expuesto.-
La chica era terca y orgullosa, pero Amsterdam sabía como tratar con eso, no era muy fácil resistirse a sus encantos así que un poco de pelea no le hacía nada de mal, ya eran años y años sin siquiera tener una conversación con alguien.
La decisión ya estaba tomada e iba a dejar que la muchacha le mostrara el camino hacia el lugar, la tomo de la mano y se la llevo al hombro, a pesar de los reclamos de la chica y la risa del vampiro. Su moto estaba estacionada al lado de la plaza, se veía muy clásica estilo harley davidson, solo entro y compró la más cara.
-Las damas primero, solo recuerda sujetarte bien y gritarme al oído donde doblar.-
El vampiro sonreía al hacer partir su moto y alejarse de la plaza con la chica.