Revisando cosas

Antes había sido una gran empresaria, líder de toda una secta, de su clan y ahora solo era parte de un estudio, su modelo privado y disfrutaba lo simple de esa época que comenzaba a iniciar.

En el área que guardaban los vestuarios y demás cosas de uso exclusivo de Catrina, ella se sentía como en los viejos tiempos donde los armarios y las sirvientas era lo que más tenía. Claro que ahora ella hacía sus cosas por su propia cuenta.

Catrina llevaba una bata china azul y unos jeans de tubo ajustado, aprovechaba para estar descalza en la alfombra y relajarse un poco. Al notar que había llegado nueva ropa para su uso, se puso a revisarla, mientras tarareaba una canción japonesa.

Hacía tiempo ya que estaba en ese estudio. Tanto que no podía ni contarlo. Lo habían fundado con otro inmortal, ahora fingían era una herencia familiar. El era uno de los artistas y fotógrafos principales, uno de los dueños. Pero jamás ostentaba aquello ante los demás. Lo mantenía casi oculto. Prefería pasar su vida sin llamar la atención. El vivía por y para el arte, nada más.

No quería fama, como le habían insinuado podía lograr de ser actor. Tampoco dinero, tenía eso de sobra. Por más que su vida fuese un teatro donde fingiera no ser quien era no podía soportar la idea de ser conocido y admirado. ¿Por qué amaba tanto su oficio? Solo viendo uno de los trabajos que había creado podría alguien saber la respuesta.

Estaba preparando las cámaras, viendo el mejor ángulo para colocar la iluminación cuando con sus sensibles sentidos oyó una voz dulce desde los camerinos. La reconoció al instante, Catrina. Camino a paso lento y elegante, cómo siempre solía hacer. Se paró a su puerta y toco con el dorso de su mano la madera suavemente.

Al escuchar el pequeño golpe, calló su melodía, sin necesidad de concentración profunda, identificó quien estaba al otro lado de la puerta.

- Pasa, Elliot -le invitó amable- me parece innecesario que toques la puerta en lugares como este -se gira para mirarlo, porque, como siempre, había cosas que ya para sus ojos delataba a los de su raza.

Antes se hubiese aburrido demasiado de los vampiros con cosas como esas, pero eso solo era porque quería huir de algo que ella también era. Antes, hubiese preferido la compañía descontrolada de un licano o el juego con un humano, pero ahora, que se había detenido y percatado de que todo ello era huir de quien podría ser, de su verdadero ser, la hizo cambiar y admitir que ella era parte de su raza y por sobre todo, debía descubrir su personalidad. Y lo mejor había sido ser modelo, porque así, aprendía el gusto de ser observada por otros a través de los ojos del fotógrafo y lo que la alejaba de este, era la cámara. Así, se había descubierto a si misma

Al oír sus palabras abrió la puerta tranquilamente, se apoyó en el umbral y le sonrió ladinamente al ver que fijaba sus ojos en los suyos. -¿Viendo sus ropas, Señorita Viper? –Cuestionó al examinar el cuarto, no que lo necesitara. Ya había oído el rasgar de las telas en las delicadas manos de la mujer. Sólo era costumbre, un modo de aparentar ser más humano.

-¿Hay algo de su agrado? –Se acercó a las vestimentas y estudió la primera a su alcance, tomándola cuidadosamente. Podía imaginar a Catrina vistiendo aquel vestido negro, ligero. Conocía a esa chica mejor que muchos y sin embargo no podía acostumbrarse a no tratarla con respeto, a entrar sin avisar u olvidar sus manías protocolares. Ella era una modelo importante pero no solo eso, tenía un pasado temerario. Uno tenía que saber sus límites.

Dejó la prenda en su lugar y elevó la mirada. –Lamento molestarla. –En verdad lo hacía, hubiera preferido no haberla interrumpido para disfrutar en aquel momento de su canto. No diría eso en voz alta, de cualquier manera. – Sin embargo, tendremos una sesión fotográfica en unos momentos y me gustaría hablar con usted antes de que llegue el resto del Staff.

Por unos momentos se mantiene silenciosa, mirándolo recorrer el lugar, muchas veces, al mirarlo así, se preguntaba cómo se sentiría modelar con él, ya que, le tenía confianza y estaba seguro que muchas poses y experimentos, le saldrían mejor con alguien como él. Además, Elliot era realmente atractivo y no podía negarlo, pero al parecer prefería estar atrás de la cámara siempre, en lugar del frente y preguntar ese tema se lo tenía prohibido, ya que era como un tema tabu.

- Realmente, todos los trajes me agradan, nunca he salido decepcionada de este lugar -le dice ella, con una pequeña sonrisa, mientras sus dedos jugueteaban con la tela de los vestidos veraniegos que parecían, más bien, lencería- Oye, Elliot -se apoyo un poco contra la ropa, cruzo sus brazos y puso un pie sobre otro, lo miro inquisitoriamente- ¿Cuántas veces debo luchar contigo para que me tutees? No soy tan vieja, por lo menos, no lo parezco, me haces sentir algo incómoda tuteándote yo y tú no a mi, ya deberías entrar en confianza y aflojarte un poquito conmigo ¿No? -le guiñó un ojo divertida- Y tú nunca me molestas, ni aquí ni en ningún lugar -el ligero filtreo que se le escapaba, era inevitable tratándose de alguien como él- ¿En que soy buena para ti? -así le dio la pauta para que iniciara la charla que deseaba tener antes de que comenzara todo

Se irguió en toda su estatura. Escuchando su voz aterciopelada atentamente, Apoyó su mano en el fierro de metal de donde se mantenían las prendas colgando. Simuló estar apoyado en su brazo aunque de haberlo hecho el fierro ya se hubiese deformado. Imitó el gesto de ella al sonreír. -Sus palabras adulantes hacia el material de trabajo me abruman. –Le confesó, desviando la vista por un momento.

Al llamarlo volvió a mirarla, preguntándole en silencio que deseaba. Oh, eso. Soltó una risa por lo bajo, divertido por el comentario y la actitud de la chica. Oyó sus replicas y alzó las manos como demostrándole que no tenía nada en su contra. Luego las metió en sus bolsillos y dio una rápida escusa. –Realmente, el viejo parezco yo comparado con su actitud jovial, si me permite contradecirla. – No pudo evitar tentarse al ver sus facciones. Ella guiñándole un ojo, nunca dejaba de sorprenderle. –Catrina. –Le soltó en un susurro, dando el brazo a torcer.

A lo que había venido, la típica charla antes de ubicarse tras la cámara. Prefería la privacidad y complicidad que tenía con ella a solas. A veces necesitaba tocar temas que otros no podían siquiera imaginar. Vampiros fotogénicos, ha. –En muchas cosas. Pero ahora estoy aquí para saber en que soy bueno yo para usted. –Eran un equipo. Tanto fotógrafo como modelo. Tenían que visualizar lo mismo juntos, por eso era tan importante congeniar el uno con el otro. Por eso solía elegir a Catrina. Los dos estarían allí haciendo la puesta en escena y esa otra vampira solía saber encontrar lo que él buscaba tras el lente. –Veamos, ¿Qué marca nos toca hoy?

Sus ojos siguieron el movimiento de sus manos y cuerpo, sabiendo que podían intimidad un poco sus perlas negras de centro grises que tenía por ojos, era algo que le había ayudado para ser modelo.

- Siempre intento ser jovial, sino, comenzaré a envejecer en el alma. Y estoy segura que soy más vieja que tú, jovencito -sonrió más entusiasta al oír su nombre, le agradaba ganar en detalle tan pequeños, era como el propósito de su vida, además que, hacer que la llamara por el nombre, podía intimidarlo un poco y relajarlo otro tanto.

Suspiro intentando recordar, si tuviese secretaria, lo único bueno, es que esta recordaría por ella cosas así.

- A ver... -murmuró mordiéndose el labio inferior- Evelh -recordó- los vestidos veraniegos, imposible de olvidar, son esos que parecen camisones para dormir -arqueó la ceja y lo miró- Aquí entre nosotros, mis camisones tienen más tela -le dijo, se separó un poco de la ropa, lo cual lo acercó más a él- Esta vez, podríamos trabajar con la idea de que son como camisones, aprovechar una cama o cortina como fondo o base. Aunque tú eres el experto, además -su sonrisa se hizo casi felina- Estoy segura que eres bueno para muchas cosas Elliot, ahora que ¿Para mi? No se el límite o la calidad.

-Evelh, claro. Inolvidable. –Murmuró, desviando la mirada hacia los trajes. Tan poco pudorosos siempre. Rió entre dientes ante su comentario. Confesiones de un camarín, podría escribir todo un libro acerca de la famosa modelo Catrina si así lo deseaba y titularlo así. Oyó su propuesta atentamente, se desordenó los cabellos.

La idea no estaba mal, la miró a los ojos. Flash. Un pensamiento cruzó su mente y en una oleada de inspiración visualizó lo que harían. Estupendo: Se imaginaba una forma de ambientar el set. -Dispénseme. -Le pidió un tanto cohibido, bajó su mano y con sus dedos le hizo un gesto para que supiera solo tardaría cuatro minutos. Tomó su celular y llamó a su asistente personal. -¿Eric? Necesito una cama matrimonial, sabanas blancas y el panel azul. -Miró el techo un tanto hastiado. -¿Qué no pueden subir un mueble así en tan poco tiempo? -Soltó un bufido, odiaba que no le permitieran hacer lo que quería cuando con su fuerza sería pan comido. –Háganlo por partes. O consígueme un lugar que ya tenga una y sea de paredes blancas y posea una ventana en el cuarto. –Sus palabras eran demandantes.

En el trabajo solía comportarse así, era demasiado perfeccionista. Cortó bruscamente, cerrando la tapa del teléfono con un chasquido. –Me llamará en un rato, ahora el equipo está trabajando de un lado a otro, ya sabes. Si no consigo nada como lo quiero podría llevarte a mi casa. –Entonces se calló. Como siempre cuando se enfrascaba en sus cosas se había ido de lengua, siquiera había oído las últimas palabras que había dicho la mujer y la estaba tuteando. ¡La estaba tuteando! – Si no le molesta. –Replicó rápidamente, recordando súbitamente su lugar.

Lo mira atentamente, era interesante verlo enfrascado en su "otra personalidad", mientras que con ella era una mansa paloma o un dulce gatito, con otros era el ogro que los tenía de arriba para abajo. Al escuchar su idea, se entusiasmó, era lo que le encantaba de trabajar ahí, la dinámica.

Mientras él planeaba, sus dedos volvieron a jugar con la tela del vestuario disimuladamente, ya que así calcularía que lencería usar abajo o si le permitiría mínimamente eso.

Al escuchar como la comenzó a tutear, una sonrisa gatuna escapó de sus labios, tal vez el cambio de ambiente estaba relajando al tímido vampiro, pero al parecer, volvió a ser el de antes, lo cual la hizo reír suavemente.

- Usualmente me llevan a su casa a la tercera cita -le dijo divertida- Así que... si voy a tu casa ¿Va a pasar lo que tú quieras? -a veces temía intimidarlo con su inconsciente filtreo, pero se le escapaba cuando se ponía algo tímido, era inevitable. Para relajar el momento sonrió despreocupada- A mi no me molesta, podemos ir a cualquier lugar y con todo ¿No solemos trabajar en mi casa también? En la que ahora vivo, también la preparé para eso, cuando necesitemos algo más tropical. Así que yo me acoplo, tú mandas

La miró como si lo hubiese golpeado súbitamente, arqueando sus cejas. Se sentía completamente incomprendido, a pesar de que ellos ya se conocían desde hacía años a veces no se acostumbraba con la espontaneidad de los comentarios picantes de la chica. –Por favor, no me mal interprete. Yo no le haría nada que usted no quisiera. –Murmuró, claramente apenado. No quería que lo confundiera con un aprovechado. Sólo se le había ocurrido esa escena y… Se sonrojó. -Tenemos una relación estrechamente profesional y se respetar eso, señorita Viper. –Murmuró aclarando su garganta. Y fijando sus ojos verdes en los suyos para que viera no estaba mintiendo. –No me gustaría que un mal entendido interviniera en el trabajo.

Soltó un suspiro. Era verdad, habían tomado fotos en su casa también. Ella había usado trajes de baño en aquella ocasión. Muy colorido y primaveral. Ahora necesitaban diferente. –Quedará bien. –Dijo seguro. Quitó del guarda ropas un vestido en especial, negro y con más porción de tela que el anterior, adornado con algunos encajes. Tenía detalles en algunas zonas con una fábrica más vaporosa y transparente. Dejaba la espalda al desnudo. –Pruébate este. Quiero algo sensual, oscuro, misterioso y elegante. Algo que haga contraste con el fondo claro. –Le explicó que actitud buscarían, ella era experta en esas cosas. –Sé natural. Contigo quedará bien, no hay duda. –Le sonrió ligeramente como si no la hubiese adulado sutilmente y le dio la prenda antes de salir a esperar que se vistiera.

- A veces dices cosas aburridas -le dijo haciendo un puchero, con agilidad desapareció de frente él y se poso atrás de este, colgó sus brazos sobre los hombros de él y de su cuerpo, solo apoyo su barbilla en el cuello de este- El problema es que yo no se que es lo que "no quiero" -siseó, al segundo siguiente volvió a estar frente a él, como si no hubiese pasado nada- Siempre soy profesional, pero intento ser cordial también -le recordó, escucha atentamente sus indicaciones y tomo el vestido- Esta bien -le pareció divertido que saliera, pocos lo hacían cuando debía cambiarse, ya que ser profesional era ser ágil y hacer varias cosas al mismo tiempo.

Catrina se quitó la ropa, contando el sostén, ya que el vestido lo requería, se lo puso y supuso que no necesitaría usar zapatos para estas tomas, así que se recogió un mechón de cabello, de la parte de atrás e hizo un sutil moño oculto, mientras dejaba el resto de su cabello al aire y a la vista, con suaves ondulaciones. El maquillaje fue apenas para dar un poco de color a su piel y resaltar sus ojos. Casi no se demoraba, por su rapidez por naturaleza.

Al poco rato salió lista, arreglándose las esclavas de las muñecas.

- Estoy lista, capitán

Se apoyó contra la puerta y miró el techo pensativo, pasó una de sus manos por su nuca. Justo donde ella lo había tocado, sonrió algo nostálgico. Se paseó por el lugar, se sentó en una de las sillas para esperarla. Y entonces empezaron a aparecer los otros empleados. El primero en llegar fue Eric. Era un humano. Iba riendo y diciendo algo de la suerte de rondar por aquella zona, supuso habían roto unas cuantas normas de transito para llegar tan rápido. Lo vio entrar al set, cargaban la cabecera de la cama de madera, Derek iba ayudándolo. Casi se le caen los ojos y saltaba de la silla al ver lo que tenían. -¿Esa no es mi cama?

Eric se excusó diciendo que según el chico moreno esa era perfecta para lo que él tenía en mente. Color crema con detalles en dorado, simplemente angelical. Le echó una mirada asesina al otro joven, no tenía porque meterse en sus cosas. Odiaba esa pequeña habilidad suya, pero era por eso mismo que lo habían contratado. –Eso se llama allanamiento de morada, ¿Saben? –Su comentario tenía doble sentido. Los vio tensarse y solo entonces se volvió a relajar.

-¿Cuándo llegará Gabrielle? –Se interrumpió al escuchar la voz de Catrina. Desvió su atención a la chica. Se acomodó reposando su mentón sobre su puño, poniendo todo su cuerpo al lado derecho. La observó con mirada crítica, sintió unas ganas enormes de no saber que Eric se había frenado a admirarla embobado. Humanos. –El vestido le queda pintado, señorita. –Aprobó levantándose, dándole las espaldas y comenzando a ordenar. El pobre asistente no parecía reaccionar.- Vale, cambiaremos el maquillaje cuando llegue Serafino. –Le dio las instrucciones a los otros de donde dejar las cosas. Eric casi reprochó diciendo que así se veía perfecta. Derek se encargó de callarlo a tiempo. A Elliot no le gustaba jamás que se metieran en sus cosas, había despedido a muchos antes por hacer precisamente aquello.

Sonríe divertida al ver como llama la atención, deja escapar una sonrisa coqueta y niega en silencio.

- Gracias, pero deben admitir que fueron hechos para verme bien y vender, así que no vale, esta ropa esta trampeada, la real no luciría igual -notó el ingreso de dicha cama, arqueó la ceja al sentir el aroma del artista por todas partes, siguió con su olfato el espejismo del aroma y de las otras cosas que irían llegando y todas tenían el mismo aroma- Elliot ¿Es tu cama? -dijo mirando al chico, pero segundos después notó que era sospechoso lo que dijo y que daría pensamientos pervertidos y bromas pícaras a futuro, se mordió el labio inferior- ...ya que te ves algo enojado y no sería de extrañarse -intenta arreglar.

Catrina se acerca al grupo donde se encargaban de preparar todo, se cruzo de brazos bajo el pecho y observó a todos fijamente, uno por uno, con una sonrisa pequeña.

- Que bueno ver a todos con ánimos de trabajar, hoy me he animado para hacer lo que sea -regresó a ver a Elliot- así que aprovecha -y le guiñó el ojo, antes de soltar una risilla y levantó sus brazos al techo para estirarse un poco

¿Trampeada? Buena escusa. Si la ropa real no lucia igual era porque las otras mujeres no tenían el cuerpo de Catrina. Ni tampoco su dieta.

Soltó una risa por lo bajo, entre los dientes. Inaudible para los oídos humanos. Y la dejó morir al momento en que ella soltó el comentario de la cama. Sentía muy bien la pesada mirada que Eric descargaba en su nuca. Soltó un bufido molesto, siguiéndole el juego. Aunque estaba enfadado sin necesidad de actuar. – ¿Oíste antes de salir del camarín? –Le lanzó una mirada a Derek, quien sonreía tranquilo. –Yo que tú me cuidaría de los que saben donde guardas la llave de emergencia.

Oye se propuesta y le sonríe como toda respuesta. – Por ahora solo tendrás que esperar mientras armamos todo. –Le ofrece una silla para que se siente. –Ya llegará la rubia loca y te mantendrá ocupada –le soltó en un susurro antes de dejarla allí y comenzar a quitar los fondos y paneles de diferentes colores. Esta vez solo usarían la pared blanca que tenía el mismo estudio. -¿Eric, trajiste el marco de la ventana que te pedí? –Alzó la voz entre el murmullo de la conversación que tenían los otros dos mientras cargaban las ultima parte de la cama antes de armarla, el colchón. Miro los materiales y alzó una ceja- ¿Y las sabanas?

Suspiró resignada, encogiéndose de hombros, no le gustaba estar sin nada que hacer. Ya que estaba la silla ahí, se sentó y subió sus piernas, quedando en pose de loto, mientras ladeaba el rostro y miró como se iban arreglando las cosas, para ella, todo iba muy lento y se le antojaba armarlo ella misma.

"Un par de tentáculos y todo estaría listo en un segundo" pensó resignada.